No se trata del título de un blog o un programa de radio, aunque los haya; es una técnica escolar y doméstica para enseñar a corregir en los niños comportamientos desatinados e inadmisibles.
Su aplicación requiere del adulto asertividad sin ira, delicadeza, empatía, el desarrollo social y emocional que al cabo se pretende; es algo parecido al tiempo muerto que el entrenador decide para romper una dinámica y recomponer una estrategia en vez de la expulsión que el árbitro decreta como sanción por la falta realizada.
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