«— A la mano los tienes cuantos haya: ya estás libre: ya lo has dejado aquí mi peso, y ahora ya eres yo: el que ve, según pasa, lo que hay y lo que se esconde, el que a las cosas o a la gente les pregunta, y el que oye lo que responden, y el que les cuente a los demás las aventuras de su desvarío ¡En marcha, ea!».
Agustín García Calvo, Desnacer
La Mancha, otoño de 1958. Desde entonces hasta ahora me he venido haciendo y deshaciendo, naciendo y desnaciendo.
A simple vista, mi último trabajo ha sido de profesor en el CEIP «Ramiro de Maeztu» de Madrid.
Antes, más de veinte años largos e intensos en las trastiendas de la política y sus instituciones, desde el ayuntamiento de mi ciudad hasta la presidencia del Gobierno, de donde me fui muy decididamente en la primavera de 2011. Un paso que me fue recompensado con una mejora notable en el orden de precedencia de las cosas.
Así hacia atrás, atrás, la educación de nuevo, sobre todo de personas adultas, la primera juventud, la adolescencia, la infancia…
Ahora celebro la costumbre de existir, fiando a la porosidad y a una incierta cordura lo que el tiempo y el ejercicio inexcusable de la vida vayan pudiendo restar a mis sentidos.
