Wert no existe

Wert (me refiero al ministro) no existe. Como Espinete o el Tigre de Malasia, como Ana Botella según José Miguel Carmona.  Existe, o existió, el experto en sondeos de opinión y análisis de audiencias, el consultor, el tertuliano… Pero de manera parecida a Marty McFly, el protagonista de Regreso al futuro, que se desdibujaba en las fotografías según los avatares del guión, Wert se ha ido deshaciendo hasta convertirse en una pompa gubernamental, un logo en la protesta, un ariete de la derecha sin demasiada sustancia.

En su desplazamiento hacia la evanescencia ministerial, el primer impulso se lo propinó Pedro Arriola con guante de piedra, al fosilizarse de gurú con Rajoy como antes lo había sido con Aznar. La silla estaba ocupada; no pudo ser. Si no lo de cocinero mayor en el cuartel general, otra opción era la presidencia de RTVE. Pero tampoco; ahí recibió el segundo. Finalmente y siendo Wert ministro varios meses ya, se haría con el cargo Leopoldo González –Echenique, compañero del marido de la Vicepresidenta en el ingreso al Cuerpo de Abogados del Estado. ¡Menuda promoción!

El caso es que Wert recaló en Educación por sorpresa, sin bagaje ni criterio y, como se ha visto, dispuesto a lo que fuere. Podría haber sido ministro otra persona, sin duda; pero la cercanía a Rajoy era condición y, también, que el otrora tertuliano y comercializador de PRISA apareciera por alguna parte. Asimismo, quien en tales circunstancias estaba destinada a ser su clavo ardiendo, la Secretaria de Estado de Educación Montserrat Gomendio, es zoóloga y especialista en la reproducción de primates. Científica, sí, pero tampoco esto es lo suyo.

Hace unos años Rajoy relevó a Esperanza Aguirre en este mismo ministerio, para lo que se acompañó de Francisco Marhuenda como Jefe de su Gabinete y de Jorge Fernández Díaz como Secretario de Estado. Ambos llegaron con él desde el ministerio de Administraciones Públicas y con él salieron luego hacia el de Presidencia.  ¿Nos imaginamos al director de La Razón, el que llama ignorante y marxista al primero que se le cruza, haciendo una Ley de Educación distinta a la que Wert ha presentado?  ¿Haría el ultracatólico ministro del Interior, el de las concertinas, una ley diferente a la que Wert ha defendido?

Claro que no. Porque la llamada Ley Wert no es sólo de Wert sino de todos ellos, los mencionados y los omitidos. Wert es sólo un nombre en busca de autor y personaje. No existe en realidad, es una entelequia, una ficción. Lo que existe en realidad es la derecha. Han vuelto, son muchos y están entre nosotros.

(Estrella Digital, diciembre de 2013)