Esta boca es mía

Más que una declaración de principios, esto es una narración del principio. Andaba en mi cabeza la idea de hacer un blog y cómo titularlo cuando leía, por motivo distinto, el libro Comprensión y expresión oral de Margarita Recasens, en el que fui a toparme con un listado de frases hechas relacionadas con el escuchar y el hablar, que el libro trata.

«No decir esta boca es mía» es callar, leí. Así, llamar al blog probable del modo como he acabado haciéndolo valdría para señalar, con una mínima rotundidad indispensable, mi propósito principal de decir.

Ya sé que en el olor del título alguien creerá adivinar trazas de vindicación de una voz propia, la que en tiempos no remotos se produjo ocasionalmente entremezclada con otras. Pero aseguro que son accidentales, más debidas al embotellado final que a la madre del proyecto o al trasiego de mi vida; cosa alejada de mi intención y de mi ánimo.

Y decidido estaba ya a decir Esta boca es mía, no antes, cuando me aparecieron a Sabina, con su disco y canción del mismo nombre, de hace casi veinte años: «Más vale que no tengas que elegir / entre el olvido y la memoria (…) Y sal de ahí / a defender el pan y la alegría…» Sabina me gusta de sobra, pero el origen, como cuento, no fue él, a quien ni plagio ni desdigo.

Si yo buscara para este blog un rótulo de autoridad, rendir tácito homenaje a quien aprecie, fijar una estela en la que intentar sostener alguno de sus pasos, me habría debatido con otros también: Vendrán más años malos y nos harán más ciegos, de Ferlosio; La sonrisa etrusca, de Sampedro; Las personas del verbo, de Gil de Biedma; Laberinto de fortuna, de Caballero Bonald en este caso; A Fabio, por no olvidar la epístola moral de Fernández de Andrada…, muchos títulos con opción, de haber sido otro el plan.

A todos miro con respeto y a algunos con afecto, pero esta boca es mía y no se quiere pegada a la de nadie. Boca abierta de asombro, indignada y prudente al mismo tiempo, si es posible; boca no cosida ni descosida, no de oro ni de gachas ni de espuerta ni de fraile; no regañada ni floja, boca llena.

«Esta boca es mía» es el título de un blog  que no intenta tener en boca a nadie y que tampoco aspira a andar en la de todos. De alguien que rehúye a los que mienten con toda la boca y deplora a los que ignoran que la boca hace juego, porque las palabras significan. Boca que opinando se procura, sin preconizarse, de verdad; que dispongo para ayudarme a digerir algunas de las cosas que me la buscan cada día.

(Estrella Digital, noviembre de 2013)